Albertito es un toro frisón que llegó al santuario en el año 2017 con tan solo 2 meses de edad.
Nació en una explotación láctea muy antigua y en muy malas condiciones. Iba a ser sacrificado por haber nacido macho.
Fue el primero en su especie en llegar al santuario, por lo que pasó mucho tiempo junto a sus cuidadores. Durante este periodo crearon un fuerte vínculo. Actualmente convive con su madre, a quien pudimos rescatar en el año 2022.
Alberto se caracteriza por ser un toro muy cariñoso y empático, al que le gusta compartir tiempo con sus cuidadores.
Es el más grande de todos los toros que viven en el santuario.